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lunes, 27 de enero de 2014

El Gran Asesino: Capítulo 2.06

El Funeral


El reloj marcaba las 3 de la noche, aún seguía despierto mirando el cielo estrellado y sin luna. En la cama estaba Omar, se veía realmente sexy, había engordando un poco desde que llego aquí. Los dos estábamos nerviosos e intranquilos, pero él no parecía demostrarlo, descansaba tan plácidamente que me daban celos.
                -¿Qué haces ahí? –me pregunto con voz somnolienta y frotándose los ojos con ambas manos.

                -Estoy ansioso por lo de mañana –dije mientras me sentaba de nuevo en la cama.
                -Sí, yo también estoy nervioso, pero tranquilo yo estaré a tu lado. Y así será siempre.
                No dije nada más, me recosté en mi cama y Omar nos cubrió con el cobertor. Me quede quieto, mirando el techo de mi recamara, recordando a Luis, mañana le daría un último adiós. Pese en cómo superaría su funeral, que haría después yo solo, además también tendríamos que celebrar el funeral de los gemelos. De hecho los tres serian al mismo tiempo, ninguno se frecuentaba o hablaba con su familia, ninguno fue aceptado por sus preferencias; eso significaba que Omar y yo tendríamos que enterrar a los tres.
               
                Ya había amanecido, el Sr. M estaba esperándome fuera de mi casa, él se había hecho cargo de todos los preparativos del funeral. Los cuerpos inertes de los tres gordos estaban ya listos en la casa fúnebre. Omar y yo salimos, sin decir palabra entramos en el auto de mi jefe.
Veinte minutos después ya estábamos en el panteón, Luis y los gemelos ya estaban dentro de sus ataúdes. El funeral fue rápido, no quise acercarme a ver a mi gordo para decirle adiós, solo le arroje un puño de tierra sobre su caja y me solté a llorar, caminando a prisa para salir de ahí. No soportaba el dolor, sentía la necesidad de salir de ahí.
Entonces llegaron las lapidas, no me resistí, quería saber que decía sobre ellas y regrese a las tumbas. Los tres hombres ya estaban cubiertos, las lapidas llegaron a tiempo para ser colocadas, como debería de ser. A pesar de que solo había poca gente en la ceremonia no podía acercarme para saber lo que decía la lápida de Luis.
Por fin la ceremonia termino, todos (solo 15 personas) se fueron dejándome ahí con Omar.
-Vamos, Guille. Es hora de irnos.
-No. Quiero quedarme un poco más. Por favor ve a la casa y prepara todo para empezar la búsqueda.
Omar obedeció sin protestar, dejándome ahí solo. Las lágrimas empezaron a correrme por las gordas mejillas, el dolor me envolvía y me deje caer de rodillas. Estuve ahí llorando durante horas, no me di cuenta cuando me habían dejado de correr las lágrimas, el sol ya estaba poniéndose y aún no había leído las lapidas. Mire las lapidas y me encontré con que estaban vacías, no decían nada.
Me quede muy sorprendido y se me ocurrió una idea. Tal vez solo se vea con luz obscura, entonces saque mi llavero que me había regalado Luis y encendí la lamparita. La luz negra del llavero pegaba en las lapidas pero aun así no mostraba nada, miré la parte trasera pero también estaba en blanco, apunte con la lamparita y ahí estaba, una inscripción, la lápida decía:
Si la búsqueda quieres empezar, en el lugar del final debes comenzar.

Saque mi iPhone le tome una foto a las letras fluorescentes y corrí a casa con Omar.

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