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martes, 3 de septiembre de 2013

El Gran Asesino: Capítulo 1.31

En trio siempre es placentero


Omar se estaba bañando, era sábado por la mañana así que hoy no iría a la universidad, se quedaría todo el día en casa. Mi gordito aún seguía en cama, acostando viendo la tele, anoche la habíamos pasado increíble. Mientras preparaba el desayuno, escuchaba las noticias que transmitían por televisión.
                Omar salió del baño, estaba completamente desnudo, solo una toalla le cubría de la cintura para abajo. Entro a la cocina para ver lo que estaba preparando, tomo un pan y le introdujo el huevo revuelto recién hecho. Al pasar junto a mí me dio una nalgada, se alejó diciendo:
                -Tu culo es hermoso, biscocho.
                Mi nuevo apodo era genial, me lo había puesto Luis mientras jugábamos en casa de Omar. Escuche el rechinar del sofá cuando Omar se sentó en él. Luis seguía acostado, le grite:
                -¡Gordo, ya está listo el desayuno!
                No escuche respuesta alguna, serví los tres platos, los puse sobre la mesa. Omar regresó con su pan ya casi terminado. Nos sentamos a comer, Luis bajó desnudo, así tal cual nos dormimos. Yo solo tenía puesta mi bata de noche, de color azul, ya me quedaba chica, cuando me sentaba mi enorme vientre no se contenía en su interior, me apretaba así que la desabroche y mi vientre quedo completamente descubierto.
                El desayuno ocurrió rápido y en silencio, me levante de la mesa y fui directo a tomar un baño bajo la ducha. El agua seguía caliente, me quite la bata y abrí la llave, deje que escurriera el agua por mi enorme cuerpo. Me estaba enjabonando cuando Luis abrió la puerta, entro y se metió conmigo en la ducha caliente, me quito el jabón, su mano iba de un lado a otro, el masaje que me daba con el jabón me estaba excitando. Mi turno de bañarlo llegó, le di un masaje, al llegar a su culo le metí en jabón abriendo sus grandes nalgas. Los dos estábamos llenos de jabón, nos besamos y nos colocamos debajo del agua dejando que el jabón se nos callera, yéndose por la coladera.
                Mi mano jugaba con la verga de Luis, la puerta se abrió de nuevo. Omar nos miró por la puerta de cristal que cubría la zona de la regadera. Su toalla quedó en el suelo, su erección fue casi instantánea. Mi cuerpo y el de Luis estaban mojados pero ya sin rastro de jabón, salimos de la ducha, Omar nos ayudó a secarnos. Al salir del baño subimos las escaleras hasta la habitación donde dormía con Luis.
                Nuestros cuerpos desnudos, nos paramos junto a la cama, nos besábamos por turnos. Primero mi beso con Luis, luego Luis con Omar, después Omar me beso y así continuamos. Luis fue a buscar unos dildos, me acosté en la cama, Omar me acompaño con besos y me masturbaba. Los dildos llegaron, Luis nos encontró besándonos, puso sus juguetes en la mesita de noche y se metió a la boca la verga de Omar mientras me estrujaba mi verga dura con su mano. Omar seguía besándome y acariciándome los pezones, Luis dejó de mamar a Omar y continuo conmigo, ahora su mano masturbaba a Omar. Su boca siempre me daba un placer extraordinario, levante mi gorda y enorme pierna y la puse encima del hombro de mi gordo, así su cara ejercía más presión sobre mi pubis y el placer aumentaba.
                Luego de un rato, Luis fue a buscar lubricante, Omar continuo mamando mi verga su pequeño cuerpo gordo me excitaba, sus nalgas eran gordas, redondas, eran perfectas. No escuche la llegada de mi gordo, pero note su presencia cuando me levanto las piernas separándolas entre sí para tener mi ano descubierto, Omar se subió sobre mí, sin dejar de mamarme la húmeda verga, su pene quedo a la altura de mi boca y lo chupe son ganas.
                En mi ano ocurrían cosas geniales, primero Luis me lamia con cariño, luego me metió un dedo, dos y tres. Pero llegó la hora de los dildos, en mi ano entro uno grande, me dolió un poco pero el placer fue increíble. Los dos hombres se apartaron de mí al mismo tiempo, Omar se acostó a mi lado y Luis le introdujo no un dildo, lo vi lubricando bolas de billar, le introdujo una a Omar y su culo se la tragó, le metió una segunda bola que también desapareció, al intentar meter una tercera Omar grito de placer y dolor pero entró y desapareció.
                En el culo de mi gordo, no entro ningún dildo, se sentó sobre mi pubis y mi verga entro con suavidad y fácil debido a la saliva que me había dejado Omar, mi mano encontró la erga de Omar y la estruje, su orgasmo llegó con gritos de placer increíbles, su semen salió expulsado mojando su vientre y mi mano. Luis daba brinquitos metiendo y sacando mi verga de su culote. Se levantó, se dio la vuelta para mirarme y se sentó de nuevo en mi verga.
                El orgasmo de Luis llegó en tan solo unos pocos saltos más sobre mi dura e hinchada verga. Su semen salió expulsado en una gran explosión, mojando mi gran vientre hasta llegar a mi cara. Su placer se mostraba en su rostro que me excitó aún más. Omar seguía acostado a mi lado, me pellizcaba mis pezones y lamia el semen de Luis de mi vientre. Mi orgasmo llegó con una súper explosión que se depositó en el recto de mi gordo, fue grandioso, el placer me embriago hasta quedar mareado.
                A lo lejos se escuchó el sonido del timbre de la casa, Omar se levantó de la cama, se puso mi bata de noche amarrándosela dándole casi dos vueltas para cubrir su desnudo cuerpo. Atendió la puerta mientras Luis se levantaba de mi verga, el dildo fue expulsado de mi culo cayendo al suelo, se escuchó a alguien subiendo por las escaleras, Omar regreso con una caja pequeña y dijo:
                -Es un paquete para ustedes dos, firme por recibido. Tomen.
                Le dio la caja a Luis y este la abrió de inmediato, leyó la carta en voz alta, Omar ya sabía de nuestro trabajo, era una carta con los datos de nuestra nueva víctima. Aparte en la caja traía películas porno, cortesía de nuestro jefe el Sr. M., Luis me pasó las películas, eran geniales de gordos desnudos teniendo sexo, me excite de nuevo.
                Omar nos llamó la atención golpeando la puerta de nuestro cuarto, ya no tenía la bata, se giró, se inclinó hacia adelante dejando su culo arriba. De repente expulsadas, salían las bolas de villar de su ano, una por una fueron cayendo al suelo. Luis se acercó a él y le dio una fuerte nalgada dejándole su mano marcada.

                Bajé de la cama, fui al sofá y me senté preparándome para un maratón de películas porno, junto a mi gordo y nuestro amigo sexual.

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