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lunes, 29 de julio de 2013

El Gran Asesino: Capitulo 1.07

La carta


Amanecía, me desperté al lado, junto a mi, en la cama estaba Luis, tan hermoso durmiendo. Los dos habíamos pasado una noche grandiosa. Después del sexo, caímos rendidos y dormimos totalmente desnudos. Durante la noche, nuestros cuerpos se rosaron, yo me desperté, excitado con mi pene duro manosee el trasero de Luis, él no se despertó y yo introduje mi pene en su ano, así volví a dormir.
     Desperté a Luis con un beso en su mejilla, peluda por la barba en forma de candado que cubría su rostro. Luis me regreso el beso, esta vez en la boca. Estaba excitado, su pene estaba muy duro y lo empece a masturbar.
     -Vamos -me dijo, mostrando un gesto de placer-, hay que hacerlo una vez más.
     Dicho eso, por respuesta lo bese, el beso duro casi cinco minutos. Su mano encontró mi pene y lo manoseo junto con mis testículos. Mis manos estaban en su trasero, masajeándolo, tratando de separar sus glúteos, buscando su ano. 
     Luis tenia una gran colección de dildos, por lo menos contaba con unos 40. Todos eran de diferente forma, color y tamaño. Los tenia todos en un librero, cubiertos con un cristal para protegerlos del polvo. Me levante de la cama, tome 3 dildos. Uno era largo y delgado, su superficie era liza, tenia un sistema que funcionaba con pilas para hacerlo vibrar; otro era pequeño y gordo, tenia forma de pene con dos testículos grandes en uno de sus extremo y tenia como textura unas venas para hacerlo parecer mas realista, y el tercero era corto, su superficie era liza, tenia una pequeña bombita para poder inflarlo. Regrese a la cama, unte lubricante un el pequeño pero gordo y lo introduje en el ano de Luis.
     Tome su pene e inicie con el movimiento de adelante y atrás. Lo mismo hice con el dildo. Luis no dejaba de gritar que siguiera, sus gemidos de placer me excitaban cada vez más. Dejando su pene, sacando el dildo de su ano, sumergí mi rostro en su trasero, mis lamidas iban en aumento y él no dejaba de gemir placenteramente. 
     Tome un anillo para mi pene, sin colocarme un condón, lo penetre y lo cogí con fuerza. Mi gran vientre y mis pezones se agitaban al ritmo con su trasero. El placer fue en aumento, junto con los gritos. Estaba llegando al orgasmo, entonces comencé a cogerlo con más fuerza. Llegue al éxtasis sexual, mis rugidos eran intensos y mi pene depositaba mi semen en su interior.
     Salí de él, mi boca, instintivamente, busco su verga. Introduje su pene en mi boca, mientras él untaba el dildo delgado y largo con lubricante. Acerque mi culo a sus manos, sin dejar de mamarle su pene. El dildo me penetro y deje escapar un gemido de placer. La mamada duro menos de lo que esperaba, en poco rato su semen comenzaba a salir expulsado junto son un tremendo grito de placer por parte de Luis. El dildo salio de mi ano, el sexo había terminado.
     Me vestí, sabia que Luis saldría a trabajar, le dije:
     -Creo que tengo que ir a casa, tomare un baño, debes hacer lo mimo. Te dejare a solas para que te prepares para el trabajo. La noche fue increíble, también el amanecer. Te veré mas tarde.
     Luis no dijo nada, solo se despidió de mi con un beso. Salí de su casa, en frente, un hombre estaba en la entrada de mi casa, deposito algo en el buzón y se fue. Corrí lo más rápido que pude, saque el sobre, lo abrí y dentro encontré un pedazo de papel, junto con una generosa cantidad de dinero. Entre en casa, en el papel estaba el nombre de mi siguiente victima.
     Fui a la cocina, revise de un vistazo rápido el refrigerador. Estaba vacío. Tome las lleves de mi carro y maneje hasta el centro comercial. Necesitaba hacer las compras, necesitaba comprar cosas para engordar. Quería estar más gordo, y ahora iba a comprar grasa en forma de comida deliciosa.

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