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martes, 12 de noviembre de 2013

El Gainer: Capítulo 1.01

El primer día de clases


Estaba listo para el primer día de clases, tome mi mochila y metí mis llaves en el bolsillo de mi sudadera favorita. “Hoy es mi primer día de la Universidad”, pensaba mientras caminaba felizmente hacia la parada del autobús, feliz y muy nervioso.
                Solo pasaron 20 minutos para llegar a la Uni, me puse a buscar mi salón. Subí dos niveles y por fin lo encontré, miré por la puerta y estaba casi vacío. Me recargue en la pared junto a la entrada, espere durante 15 minutos, los compañeros llegaban y entraban al salón sin apenas mirarme. Yo miraba de un lado a otro, buscando algo sexy, no encontraba nada.
                El profesor llegó y nos invitó a pasar, el salón estaba casi lleno. Me fui directo al fondo y tome asiento en la última mesa. Las mesas eran para dos personas, eran pequeñas pero con sillas cómodas. El profesor comenzó su clase presentándose, era alto y delgado, con barba muy poblada eso me encanto de él. Llegó el turno de presentarnos, algo que me pareció realmente aburrido e innecesario.
                Por fin la primera clase terminó, salí a tomar aire fresco. El tiempo era fresco y se podía ver a muchos con bermudas. A lo lejos pude ver a un enorme tipo, era muy gordo y me pareció muy muy sexy. Me dispuse a seguirlo, en poco tiempo lo alcance, caminaba lento y su trasero enorme y hermoso se mecía a un ritmo realmente excitante. Lo seguí de cerca, mirando hacia abajo, mirando su culote; me di cuenta de que ya era hora de mi siguiente clase, deje al gordo seguir su camino y corrí de vuelta al edificio a buscar el salón de mi nueva clase.
                Llegué al salón justo antes que la profesora, se presentó ante  el grupo y nos dio a conocer el temario del curso. Mientras pasaba asistencia, para conocernos mejor y presentarnos, alguien se asomó por la puerta. Era el chico gordo, pidió permiso para entrar y se sentó justo a mi lado.
                -¡Hola! –Lo saludé-, ¿qué tal tu día?
                -Muy bien, algo difícil, es el primer día de clases. Estoy emocionado y muy nervioso.
                -Sí, lo sé. Igual yo. Me llamo Eduardo –me presente.
                -Mucho gusto, Lalo –me contestó-. Mi nombre es Luis Daniel.
                Me estiro su mano y la apreté con fuerza un poco exagerada. Estaba muy contento, había hecho ya un amigo, sabía que seriamos amigos por lo menos este semestre. Me había ganado de amigo al chico gordo. Mejor que eso, mi nuevo amigo era el chico que me gusta, su nombre era Luis Daniel.
        Al término de la clase descubrimos que en las siguientes dos clase seriamos compañeros y también estaríamos juntos al día siguiente. Al final nos dimos cuenta que nuestros horarios eran exactamente iguales. Todo el semestre estaríamos juntos, eso era genial y me excitaba.
Aun teníamos tiempo antes de la siguiente clase, fuimos a la cafetería y compramos algo de comer. Yo solo compre un sándwich de jamón y un yogur, pero Daniel compro demasiadas cosas, un sándwich, un jugo de manzana, unos panquecitos, una torta y un licuado. No me sorprendió tanto cuando pensé: “Claro, por eso esta tan gordo. Y sexy”. Buscamos donde sentarnos a comer, le pregunte:
-¿Te comerás todo eso tú solo?
-Claro, es que quiero engordar. Engordar mucho. Estar obeso.
-Y por qué alguien quisiera estar obeso.
-Porque me encanta, adoro ser gordo. Algunas veces me excita, me gusta la gordura.
“Igual que a mí” pensé, sin atreverme a expresarlo en voz alta.
Las clases pasaron y terminaron. Daniel se sentó a mi lado durante todo el día, y al final nos despedimos con un fuerte apretón de manos.
-Te veré mañana –me dijo.
-Claro, nos veremos mañana.
Camine para tomar el autobús de regreso al departamento, al llegar me encerré en él y corrí directo al baño. Estaba realmente muy excitado por haber conocido a Daniel, tenía ganas de jalarme la verga desde hace rato, de tan excitado que estaba me corrí de inmediato, salpicando el suelo. Salí del baño sin limpiar, no era necesario, ahora vivía solo y podía hacer cualquier cosa que se me antojara.
Calenté la comida que me había preparado mi mamá para la semana y la comí con gusto, pensando en la gordura de Daniel. Termine de comer, encendí la televisión, tome mi computadora, abrí mi página porno favorita, puse en reproducción un video. Me excite de inmediato, en el video aparecía un hombre realmente gordo, me imagine que era Daniel y me masturbe de nuevo, me corrí al mismo tiempo que el tipo gordo del video, me limpie un poco la ropa que se ensucio de mi semen, apague la computadora; acomodándome en el sofá, cerré los ojos, y pensando en Daniel, me quede profundamente dormido.

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