Un nuevo trabajo
Estaba en el auto con Omar, manejaba eufórico y de manera
extraña. Conducía hacia el edificio de la compañía de asesinos. Estaba muy
triste, enojado, con sed de venganza y con ganas de matar a alguien. Quería
matar al señor M.
Llegue a
la puerta del edificio, estacione el carro un poco inclinado; baje y Omar me siguió.
Entramos juntos al edificio y camine directamente a la oficina de mi jefe.
Entré empujando la puerta sin pedir permiso para entrar.
-Bienvenido
sea, señor Molina –me dijo mi jefe con toda la paz del mundo-. Lo estaba
esperando. Por favor tomen asiento, usted también joven Omar.
Nos
sentamos, estaba muy enojado, triste y desorientado. El señor M me acerco un tazón
enorme lleno de galletas, si darme cuenta tome unas cuantas con mi mano y las
fui metiendo una a una en mi boca con una mano, mientras la otra estaba tomando
mi pistola lista para disparar.
-Señor
Molina –comenzó a decir mi jefe, ahora mirándome fijamente a los ojos-. Sé que
usted está muy enojado y triste por la perdida. Ahora le pediré un favor,
suelte esa pistola y cálmese. Piense esto, si me mata mis hombres no lo dejaran
salir de esta oficina con vida.
Es
señor M se levantó de su silla y comenzó a caminar por alrededor de su
escritorio, sin dejar de mirarme, siguió caminando hasta detenerse justo detrás
de mí. Y continúo hablando:
-Más
sin en cambio, promete no hacerme daño, le daré apoyo y ayuda para que usted
cobre venganza. Le daré armas, municiones e incluso hombres. Esa otra compañía de
asesinos no se puede quedar con la victoria. –M continuo caminando, en silencio
hasta llegar a su asiento-. Esta mañana, no solo usted perdió a un gran amigo,
esta mañana esta compañía perdió a un gran asesino, uno de los mejores, uno de
los que llevaban demasiado tiempo haciendo un buen trabajo. Entonces señor
Molina, si usted no termina con mi vida, le daré absolutamente todo lo que este
a mi alcance para cobrar venganza.
-Pero, así
nada más –balbuceé sin saber que decir-. Usted me apoyará para matar al hombre
que mató a Luis.
-Claro,
con una condición. Es fácil, si aceptas no solo mataras a ese hombre, también tendrás
que acabar con los últimos cinco grandes asesinos de la otra compañía, si haces
eso acabaras con los enemigos y con su compañía.
-¿Qué
pasa si digo que no? –pregunté.
-Pues
simplemente dejaras de trabajar para mí, ya no tendrás acceso a mi protección.
Y claro está, correrás el riesgo de ser asesinado por los enemigos o ser
demandado por los asesinatos que ya cometiste.
El
señor M me miró fijamente, yo no sabía que decir. Me giré para mirar a Omar y
él tomó mi mano y la estrecho en símbolo de apoyo. Me acerque al gordito y le susurré:
-¿Estarás
conmigo en esto?
-Si –fue
su respuesta.
-Señor
M, creo que ya decidí. Escojo tomar venganza y acabar con los enemigos.
-Eso me
parece grandioso señor Molina –mi jefe se levantó de su silla y fue adarme un
abrazo, sus brazos no alcanzaron a rodearme-. Usted Guillermo es una gran
esperanza para esta compañía, y todos esperamos una gran actuación a partir de
ahora.
-Gracias
señor, es un gran honor para mí.
-Muy
bien, ahora te llevaré a entregarte tus armas y presentarte a tus nuevos
compañeros. Por favor joven Omar, síganos por favor.
El
señor M salió de su oficina, yo le seguí de cerca y Omar terminaba la fila
justo detrás de mí. Estaba a punto de comenzar una nueva etapa de mi vida, necesitaría
apoyo de Omar, el único ser querido que me quedaba. Aun no estaba listo para
esto pero pronto tendría que estarlo, una nueva misión estaba a punto de
comenzar.
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