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lunes, 11 de noviembre de 2013

El Gran Asesino: Capítulo 2.01

Los Primeros


Estábamos llegando a casa de Mauricio, en mi auto íbamos Luis, Omar, los gemelos y yo. Habíamos pasado a casa de los gemelos por la mañana, mientras Omar se preparaba para la cita de hoy.
                -Será una cosa de locos, algo espectacular –les decía Luis después de que yo les contara nuestros planes para hoy.
                -Si ustedes aceptan ir, seremos simplemente diez gordos –les decía mientras tomaba una manzana de mi frutero favorito-. Imaginen la cantidad de semen que podemos obtener luego de exprimir a todos esos hombres –dije, le di una gran mordida a la manzana.
                -Suena realmente genial –dijo Ric.
                -Me encantaría asistir –colaboro Roy-. Pero, ¿todos nos reuniremos en una sola casa?
                -Sí, pero antes de que realmente vayan tienen que saber una cosa –empecé a decir-. Les diré la verdad, tienen que saber a qué nos dedicamos Luis y yo, y queremos de su ayuda.
                Los gemelos se miraron, luego nos miraron a Luis y a mí con cara de sospecha.
         -Pero recuerden que es un secreto, que solo mi bizcocho, Omar y yo sabemos -les dijo Luis.
         -Entiendan que esto que hacemos, es para mantenernos y comprarnos nuestros lujos- les empecé a decir-. Es algo realmente serio.
         -Guille y yo, somos asesinos. Y nos dedicamos a matar a hombres gordos con los que tenemos sexo.
         -¿Nos mataran?- gritaron los gemelos.
         -No. Luis no se refería a eso -les dije para calmarlos un poco-. Lo que quiso decir, es que nosotros tenemos como una lista de hombres a los que teneos que matar, pero antes de matarlos les exprimimos sus vergas.
         -Y esa lista, ¿de dónde la sacan? –pregunto Roy.
         -Son asesinatos por contrato, pertenecemos a una empresa, y personas con mucho dinero nos mandan una carta con el nombre de la víctima –dije-, y una muy generosa cantidad de dinero, ya nosotros nos encargamos del resto.
         -Eso es algo…
         -Perturbador –dijeron los gemelos.
         -Pero es real –dijo Omar, que había entrado a mi casa con la llave que deje en casa de Luis-. Entonces qué dicen, le entran o no.
         -Pues le entramos –dijo Roy.
         -Todo con tal del sexo –termino Ric.
         Después de eso, nos pusimos a arreglarnos, tres horas más tarde ya estábamos llegando a casa de Mauricio, estacione el auto justo enfrente de su casa, era enorme y parecía muy lujosa. Hice tocar el timbre, él abrió era un hombre, no tan gordo como nosotros, tal vez pesaba unos 120 kg, pero era realmente sexi.
         -Pasen, pasen, ya los esperaba –nos invitó a su casa, su vos gruesa y varonil-. Acomódense donde puedan, son los primeros en llegar.

         Entré yo primero, los demás me siguieron entramos a su sala de estar y nos dejamos caer sobre los sofás, para esperar a los otros 4 hombres gordos.

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