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jueves, 14 de noviembre de 2013

El Gainer: Capítulo 1.02

El nuevo compañero


Llegue temprano a la escuela, miré dentro del salón y Daniel aun no llegaba. Fui a la cafetería para comprar algo de comer, a pesar de que ya había desayunado en el departamento, tenía hambre. Compre un sándwich grande y una empanada, últimamente mi apetito había aumentado, ahora comía mucho más y tomaba más refrigerios.
         Regrese al salón, Daniel ya había llegado, se le podía ver preocupado. Me acerque a él y le tendí mi empanada, la tomo sin apenas mirarme y le dio una gran mordida. Tomé asiento dándole una mordida al sándwich, lo mire a esos cachetes tan redondos, grandes y adorables que tiene y le pregunte:
         -¿Qué tienes, por qué tan triste?
         -Mi papá… -me dijo casi llorando- mi papá me corrió de casa.
         -¿Cómo? –le pregunte con mucha intriga- Pero, ¿por qué?
         -No… no quiero decírtelo.
         -Está bien, no hay problema –puse mi mano sobre su gran espalda y se la frote como muestra de apoyo. Eso me encanto de verdad, su enorme cuerpo tocado por mí, me excitó. En ese momento entro el profesor y me acomodé para tomar clase.
         -Muy buen día alumnos, les tengo una gran noticia –dijo el profesor colocándose justo al frente de la clase, sin llegar siquiera al escritorio-. Bueno, es buena para ustedes. Hoy no les impartiré la clase, debido a que todos los maestros de todas las academias nos reuniremos para una reunión. Y por consiguiente, no tendrán ninguna clase hasta que se termine la junta, estimo que termine a las 12 de la tarde. Así que jóvenes, pueden disponer de su tiempo.
         Eso era fantástico, mis clases terminaba a las 11:30, no tendría ninguna clase hoy, podría hacer cualquier cosa. Pero antes tenía que hacer algo para ayudar a Daniel. Me levante, lo tome por el hombro y le dije:
         -Ven, vamos a mi departamento, ahí habrá algo para comer.
         Daniel se levantó, se le podía ver muy triste. Comencé a caminar y él me siguió. Llegamos a departamento en solo 15 minutos, entramos y él se dejó caer con desanimo sobre el sofá; yo fui directo a la cocina, abrí el refrigerador y saque el medio pastel helado que me sobraba. Puse el pastel sobre la mesa de la sala de estar y encendí la televisión, aún seguían las noticias.
         -¿Ahora si quieres contarme qué fue lo que paso con tu papá? –le pregunte sentándome a su lado.
         -Es que… se enteró de algo –me comenzó a confesar. Tomo una cuchara, le quitó un poco al pastel  y se lo metió en la boca-. Es algo que no quiero que sepa nadie. A ti apenas y te conozco, nos conocimos ase solo tres días, y no es por mala onda, pero aun no te tengo confianza.
         -Está bien, no te preocupes. Ahora, come yo iré por más comida, qué te gustaría comer, ¿quieres algo en especial?
         -Si –dijo-. Me gustaría encontrar un lugar donde dormir.
         -Pues, si te parece bien, en mi cuarto tengo una cama grande. Podrías quedarte a dormir aquí, por lo menos hasta que encuentres un lugar donde vivir.
         -¿Estás hablándome enserio?
         -Claro, me encantaría tener un compañero, vivo aquí yo solo. Y además no pagarías renta, el departamento es mío. Un regalo de mi padre –le explique mientras él comía más y más paste. Eso me excitaba, así que me senté para que no notara mi erección-. Lo único que tendrías que pagar, si quieres quedarte a vivir aquí, son los servicios; claro nos lo dividiremos a la mitad.
         -Bueno, entonces acepto. Seremos compañeros de departamento, solo iré por mis cosas, mi papá solo me dio tres días para sacarlas –me contó, ahora más animado, se metió otro bocado a la boca-. Me gustaría ir por ellas en la tarde, ¿me acompañarías?
         -Claro, podríamos ir en mi carro.
         -Me parece buena idea. Amigo.
         -Bueno –dije-. Pues te diré, a mí me gusta andar desnudo por el departamento, ¿tienes algún inconveniente con eso?
         -No, claro que no –me dijo, poniéndose un poco nervioso-. A mí también me gusta estar desnudo, así puedo apreciar mi cuerpo. Recuerda, me excita mi gordura.
         -Bien, sigamos comiendo.
         -Estoy de acuerdo.

Por fin, conseguí lo que había deseado por muchos años, dormir en la misma cama con un hombre gordo. Pero, cuál será la razón por la cual lo corrieron de su casa. Espero que pronto llegué el día en que me tenga la confianza para contármelo.

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