Estar a solas jamás me ha gustado, estos días fuera del trabajo me han hecho pensar, ¿qué me llevo a este momento?
Soy feliz con mi esposo y mis amigos, pero y si mi vida hubiera tomado otro cause, donde estaría, ¿y si no me gustaran los hombres? ¿Si no me causara placer el matar?
Para responder a la primera pregunta, es necesario que recuerde la primera vez que sentí atracción por un hombre hice un pequeño esfuerzo y entonces lo recordé…
No habían pasado más de 6 meses desde que mama había muerto, papa estaba inmensamente deprimido por lo que debía quedarme en casa de mi tía. Lo cual no era nada aburrido ya que mi primo Tomás a pesar de que me llevaba muchos años por delante (yo tenía a penas 13 años y el acababa de cumplir 18) siempre estaba dispuesto a pasar tiempo conmigo.
Compartíamos cuarto y debido a ello pronto me di cuenta de mis preferencias. Un día salió de la ducha sin ropa alguna que cubriera su cuerpo, el me ignoro mientras se untaba crema y se perfumaba, yo no podía dejar de ver sus grandes piernas ni su enorme panza, en ese momento nada me importo y mire su cuerpo como si el más grande tesoro estuviera frente a mi, guarde cada detalle, sus anchos pies, esas piernas que ocultaban su pequeño y circuncidado pene, no tenía vello alguno en esta área, su gran panza tenía unas estrías rosas que me encantaban, y sus pezones eran perfectos, eran de esos pezones grandes y rosas que se iban desvaneciendo en su piel.
Al principio pensaba que se me iba a pasar, que era una etapa, que me gustaran los hombres ya era de por si una carga y encima me gustaba mi primo, me sentía una completa aberración. Y a pesar de que sentía culpa por desear a mi primo, jamás me perdía el show que desfilaba frente a mi cada que el salía de la ducha.
Una tarde cualquiera el salía de bañar y yo ya estaba en el sillón de su cuarto disimulando leer, para así no perder detalles. Al salir de la ducha mi primo se paró frente a mi, y si mirada me inspiro miedo, no sabía que pensar me dijo: -¿qué te crees que siempre me observas de esa forma?- Pensaste que no me daría cuenta.
Morí de vergüenza al escuchar sus palabras, quería desaparecer y antes de inventar cualquier excusa hablo de nuevo: -Si me ves así debe ser por algo, vamos agarrando confianza primo, si aún no sabes que quieres de la vida yo te puedo ayudar a aclarar tus dudas- y entonces levanto un poco su vientre y vi su pene (ya no tan pequeño como antes) tenía una erección, tomo mi cabeza y la dirigió a su entrepierna, mientras me decía que todo iba a estar bien, que el guardaría mi secreto y yo el suyo, que seríamos mejores amigos a partir de ese momento.
No paso mucho tiempo cuando sentí esa delicia en mi boca, que rico era el semen, pensé.
Allí no termina la cosa, pasado el tiempo nos fuimos volviendo más unidos y un día Tomás me hizo una propuesta que me intrigo…
Este capítulo fue escrito por: arcadiojose
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