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lunes, 19 de agosto de 2013

El Gran Asesino: Capitulo 1.25

Trabajo en equipo


El domingo por la mañana llego una nueva carta, dentro estaban los nombres de una pareja de hombres gay, también tenía un número de teléfono. De inmediato tomé mi iPhone y marque ese número, hable con Leonardo que aceptó con mucho gusto la propuesta que le hice para un encuentro de parejas gay son su dotación de sexo, mintiéndole que su número telefónico lo encontré en su perfil de Facebook.
                Ahora que realmente había entrado en la agencia de asesinos, me regalaron mi primera arma, una Glock con silenciador. Era hermosa, fría al tacto y preparada para matar. Luis también tenía la suya, era una MP-446 VIKING.
                El lunes por la tarde nos preparamos, después de bañarnos, nos vestimos de forma similar con unos vaqueros azul marino, playera la mía azul y roja la de Luis y una chaqueta negra. Debajo del pantalón nos habíamos puesto una tanga del mismo color que nuestra playera. Antes de salir de casa ocultamos nuestras pistolas dentro de nuestras chaquetas, subimos a mi auto y conduje hasta casa de Leonardo y Mauricio.
                El recorrido duró solo 20 minutos, llegamos, bajamos del auto y llamamos a la puerta. Detrás de la puerta dos hombres gordos y sexys nos recibieron con los brazos abiertos. El peso de mi nueva pistola me incomodaba, aun no estaba acostumbrado a llevarla. Dentro de la casa de Mauricio nos dirigimos a su recamara. En ella una pantalla de plasma mostraba una imagen de un hombre delgado mamándole la verga a oro hombre bastante gordo con un pene muy muy pequeño.
                Nos desnudamos de inmediato, Luis y yo iniciamos la acción con besos húmedos. Mauricio era un hombre gordo de apenas unos 120 kg, tenía un culo redondeado, rosado y lindo; sus piernas eran largas y anchas de grasa; sus brazos eran gordos sin mucho musculo; su barriguita era redonda y pequeña, y aun podía verse la verga larga y gorda él mismo. Leonardo era más gordo, pesaría unos 160 kg, su cuerpo era parecido al de su pareja, solo que un poco más grueso y su verga chica muy chica que apenas y se podía ver debajo de su pliegue de un voluminoso estómago.
                En solo pocos minutos los cuatro hombres estábamos en la cama, yo le mamaba la verga a Leonardo, el culo de Luis era lamido por la lengua habilidosa de Mauricio. Leonardo y Luis estaban juntos en la cama, se miraban de frente y Leonardo jugaba con los pechos colgantes de mi gordito. La verga de Leo tenía un tamaño tan pequeño que apenas y podía meterla en mi boca sin que se escapara. Luis estaba gozando de su lamida, lo mostraba con gritos de “¡Sigue así!” y “¡no te detengas, no te detengas! ¡SIIIIIIII!”.
                Mau se cansó de lamer y movió a Luis para que éste se acostara quedara acostado al lado de Leo. Mientras yo trataba de succionar el mini pene de Leo pude ver como Mau se subía en la cama, poniendo su verga en la cara de mi gordo comenzó un hermoso 69. Miré a Leo con cara de pícaro e imitamos a nuestras parejas, yo me acosté y Leo fue él que se subió en mí. Su peso era muy poco, comparado son el mío, pero aun así sentí la presión en mis pulmones.
                Me canse de mamar, hice que Leo se levantará, lo puse en posición de perrito y mi verga mojada con saliva entro en el culo. Luis me miró con sorpresa, se levantó y él fue el que se puso en cuatro patas y su culo fue penetrado por la verga gorda de Mau. Las cogidas fueron grandiosa, Mau y yo tomamos el mismo ritmo, haciendo que la cama se moviera junto con nuestros gordos cuerpos.
                Mau empezó a gritar, su orgasmo fue delicioso, sacó su verga del culote de Luis y el semen mojo esa gruesa espalda llegando casi a la nuca. Una mano gorda de Mau se estaba moviendo dándole masajes en la espalda a Luis, batiendo el semen formando una masa blanca y pegajosa. Luego Mau fue directo a besar a su pareja, Luis se levantó y dejo que Mau se acostara en su lugar, mientras mi pene aun bailaba dentro de Leo, el trasero se Luis fue depositándose poco a poco sobre la cara cachetona de Mau.
                Mi orgasmo estaba llegando, estaba realmente excitado por ver a Luis sobre Mau, mi orgasmo masivo empezó a depositarse en el recto de Leo, pero no se contuvo y salió escurriéndose cayendo sobre la cama. Saque mi verga y con ella empecé a golpear las nalguitas de Leo. Miré a Luis y supe que la hora ya había llegado.
                Los asesinatos deberían de realizarse. Leo se estaba enderezando, acostándose sobre la cama. Parecía que quería que me sentara sobre su verga. Estaba haciéndolo cuanto uno de los saltitos de Luis se convirtió en un gran salto, cuando cayó sobre Mau no lo hizo en su cara, Luis dejo caer todo su peso sobre los pechos de Mau, las costillas rompieron con un chasquido escalofriante, perforándole los pulmones que se llenaron de sangre hasta asfixiarlo, eso de inmediato provocó que ya no quisiera sexo.

Leo se dio cuenta de que Luis había matado a su pareja, se levantó con la agilidad que su cuerpo le permitía, tirándome de la cama. El gordo estaba corriendo, mientras estaba en el suelo, pude ver mi pistola saliendo de mi chaqueta, la tomé, jalé del gatillo y la bala impactó con silencio en la nuca de Leo. Cuando me levante, pude sentir que mi muñeca izquierda estaba herida, Leo y Mau estaban muertos; a mi mano izquierda no podía sentirla. Después de un rato me caí en la cuenta, mi muñeca estaba fracturada.

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