El descanso forzado
El martes por la tarde estaba sentado en el sofá, viendo mi
serie favorita en la televisión. Mi mano derecha estaba ocupada intentando
llegar a mis testículos para rascar la comezón, mi mano izquierda estaba inmovilizada
con un yeso blanco, pesado y grueso. Las radiografías habían indicado que me había
fracturado el radio, justo en la parte que hacía articulación con la muñeca,
solo fue una pequeña fractura, pero necesitaba reposo absoluto.
Mi mano
había alcanzado mis testículos, los jalé y mi escroto se estiró hasta que lo
alcancé a ver. Tenía mis dos testículos en mi mano, saliendo de mis bermudas azul
favoritas y mi calzón que era el favorito de Luis, apreté mis bolas causándome placer,
de repente una de ellas se me escapó regresando a su posición natural.
Luis no
se encontraba en casa, había ido a realizar su trabajo con una joven de nombre
Claudia, ella solo tenía 24 años, vivía solo a 30 minutos de casa, el trabajo
sería sencillo un solo disparo y Luis estaría de vuelta en casa.
Los
gemelos ya eran como parte de nuestra familia, así que hace dos días les
entregamos una copia de la llave de la casa de Luis, con mi iPhone le mande un
mensaje a Ricardo, en él le pedí que vinieran para pasar un rato en lo que
llegaba Luis. Llegaron, entraron con su propia llave, y me vieron sentado en el
sofá, les pedí que me ayudaran para preparar la comida y ellos aceptaron con
gusto, ansiosos por verme comer, eso realmente los excitaba.
Solo
Rodrigo fue a la cocina, Ricardo se quedó a mi lado, volví a meter la mano en
mis calzoncillos y encontré mis testículos. Ric me miraba con intriga en su
rostro, mi mano salió con mis bolas en ella, apretujadas. Las jalé hasta que
llegaron a mi ombligo, Ric estaba excitándose podía verlo en sus ojos. Puse mi
escroto sobre mi vientre desnudo y comencé a darle masajes retorciendo mis
bolas.
Ric se
hincó frente a mí, tomó mis bolas y las estrujo en sus dos manos, eso me
provocó un placer jamás experimentado, fue grandioso. En solo unos minutos mis testículos
pasaron de estar en unas manos a entrar en la boca de Ric, su boca era grande y
mis dos bolas entraban perfectamente en ella.
Roy
llegó con la comida, nos vio realizando sexo oral y nos sonrió excitado. Yo no podía
comer con solo una mano, así que mientras Ric me mamaba las bolas, su gemelo me
alimentaba con rapidez, la comida consistió en una pasta de espagueti de porción
para cuatro personas, lo siguiente fueron cinco milanesas empanizadas con una
pequeña ensalada de lechuga. Todo eso me comí en menos de diez minutos, estaba
excitado, Roy también, le gustaba alimentarme. Ric me mamaba las bolas bien
rico y jugaba estirando mi escroto.
Los
tres estábamos excitados, los gemelos se pusieron a jugar con mis bolas
haciendo que el placer llegara sin tocarme la verga. Mis gritos fueron
silenciosos, era plena tarde y había niños jugando en la calle. Pero aun así mi
semen salió en grandes cantidades de mi verga, quedándose entre el pliegue de mi
vientre y mi escroto súper elástico. Los gemelos dejaron mis testículos,
levantaron mi vientre para descubrir el charco de semen, se turnaron, primero
Ric y después Roy, para sumergir su cara y chupar el semen dejándome limpio
pero pegajoso.
Yo
estaba aun con ganas de más, así que hice que los gemelos se pararan a mis costados
y se empezaron a masturbar, siempre su momento de orgasmo les llegaba al mismo
tiempo, eso era lo que adoraba de ellos, su semen salio disparado con fuerza de
sus vergas cayendo sobre mi cara y mi pecho, el poco que cayo junto a mi boca
lo lamí con la lengua.
Se escuchó
que la puerta se abría, era Luis acababa de llegar del trabajo, nos miró ahí
con las vergas al aire libre y sin importar nuestra desnudes dijo:
-Bizcocho
–así me llamaba-, hable con el jefe, dijo que tienes derecho a faltar un mes al
trabajo, en cuanto lo haga yo.
Eso me
puso un poco feliz, me levante del sofá y fui a besarlo llenándole su suéter y
su barba del semen de los gemelos.
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