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miércoles, 14 de agosto de 2013

El Gran Asesino: Capítulo 1.22

La fiesta en el parque


Llegué puntual a mi cita en el parque, estaba ocurriendo algo muy especial, en el parque se estaba celebrando una pequeña fiesta. La feria del parque, así la llamaban.
                Por todas partes corría gente, estaban felices, se les notaba en la cara. Caminé hasta la fuente en el centro del parque, preguntándome cómo demonios encontraría a Hugo entre esa multitud. Al llegar a la fuente pude ver en su interior muchas monedas, la gente las lanzaba ahí dentro pidiendo un deseo que nunca se les cumplía.
                Sentado en la banca miré por todos lados buscando hombres obesos, había muchos, demasiados, había tantos que no los podía contar. Seguía tratando de encontrar a Hugo, miré a la derecha y nada, luego a la izquierda y nada, ni siquiera cuando me giré para mirar a mis espaldas lo encontré.
                -¡Todo listo señores! –Hablaba un señor musculoso por el micrófono-. ¡Es hora de nuestra competencia de comida! Consiste simplemente en ver quien puede comer más salchichas largas.
                El señor musculoso señalo una mesa en el escenario, sobre ella había cientos de salchichas, eran realmente largas, tal vez midieran unos 20 cm de largo cada una. Levanto una con su mano, la mostró al público y le dio una gran mordida, cuando termino de tragar dijo:
                -Apúrense señores, que solo tendremos diez concursantes, apúntense con mi linda secretaria –señalo a un lado del escenario, ahí de pie se encontraba una señorita delgada y alta con una libretita y una pluma-. Y recuerden que quien coma más salchichas se llevará el premio de… mil dólares.
                El dinero no me importó mucho, yo corrí lo más rápido que mis gordas piernas me permitieron para llegar a la señorita secretaria. Cuando la alcance había una fila no muy larga, me forme al final y conté hasta síes personas delante de mí, eso significaba que si entraría al concurso. Mi turno llegó, le di mi nombre a la secretaria y ella me hizo subir al escenario. Una vez arriba a los diez concursantes nos ubicaron en una mesa larga, todos éramos hombres, nos sentaron y cada uno de nosotros tenía un plato y un vaso grande de agua.
                La primera ronda dio inicio, teníamos que comer 20 salchichas en tan solo 5 minutos, termine en segundo lugar, cuatro concursantes no pudieron ni comer 10, los otros seis concursantes seguimos en la segunda ronda. De nuevo comer 20 salchichas en 5 minutos, esta vez terminé en tercer lugar, después de mí terminaron otros dos hombres y cuando solo faltaban 10 segundos en el reloj a el último hombre le faltaba una salchicha, le dio un gran mordisco, luego otro y sin terminarse la salchicha fue descalificado.
                La tercera ronda fue realmente para los comelones, esta vez fueron 30 salchichas en 10 minutos, solo quedábamos 5 hombres, todos gordos y hambrientos. A los 8 minutos ya había terminado con mis 30 salchichas y aún seguía hambriento. Solo dos hombres se unieron a mí terminándose sus salchichas en el tiempo justo.
                Parecía ser la ronda final, delante de cada finalista pusieron 50 salchichas ahora era comer las mayor cantidad que pudiésemos y sin límite de tiempo. Si alguno de nosotros se terminaba sus 50 salchichas no se coronaria campeón, tenía que esperar para ver si otro concursante lo igualaba en comer la misma cantidad, eso se llamaba empate, para desempatar los concursantes deberían comer de una salchicha a la vez hasta, serian eliminados los que no comieran más salchichas y si un solo concursante comía una salchicha más, sería coronado campeón.
                En total yo ya había tragado 70 salchichas, igual que los otros dos competidores. Empezamos a comer, los otros dos eran gordos, el que estaba a mi derecha era más gordo que yo y el que estaba a mi izquierda era el menos gordo. Comimos 10 salchichas con dificultad, al llegar a la salchicha 84 el competidor con menos grasa en su cuerpo se rindió, dejándome con el competidor más gordo que había subido al escenario.
                Mire a mi rival, era realmente obeso, calcule su peso entre los 260 y 300 kg, su barriga formaba una enorme esfera mientras estaba sentado, mientras comía con lentitud la grasa de las salchichas escurría por sus lindos y regordetes cachetes que estaban cubiertos de una barba muy poblada. Lo seguía mirando, ahora lo contemplaba, no dejaba de comer y de repente los dos habíamos terminado nuestras 120 salchichas.
                Era algo increíble, yo me sentía hambriento, pero no se salchichas, me había excitado con mi contrincante y me lo quería coger. El último plato de salchichas apareció frente a nosotros, comimos una, dos, tres. Al verlo comer me excite mucho y sentí como, debajo de mi gigante vientre, mi pequeña verga se hinchaba.
                Sentía que no entraba nada más en mi boca, ya no podía seguir comiendo, después de mi salchicha 133 me rendí. Pero aún no había perdido, mi contrincante apenas estaba comiendo su salchicha 128, eso me dejaba con una ventaja de 5 salchichas. El otro hombre obeso seguía comiendo sus salchichas, de repente el empezó a comer la 133 la tragó con delicadeza y saboreándola, eso me excito y de mi pene salió expulsado una pequeña cantidad de líquido preseminal. Él gordo tomó una salchicha más, para ganarme tenía que tragarla toda, le dio una mordida, no podía creerlo, la mordió de nuevo dejando solo un pequeño pedazo, al verlo comer me excitaba. Por fin dio el último mordisco, masticó y tragó.
                -Felicidades –empezó diciendo el hombre musculoso de nuevo por el micrófono-, eres nuestro ganador, ahora amigo ya sabemos cómo obtener una panza de ese volumen –el público se rio con una carcajada que duro poco el chiste malo del musculoso-. Ahora amigo, aquí tienes tu cheque, vamos levántate por él –el hombre obeso se levantó con dificultad y fue a por su cheque-. Felicidades, ahora dinos cómo es que te llamas.
                -Mi nombre es Hugo.

                Durante todo el concurso me había olvidado de el por qué estaba ahí, me olvide por completo del hombre que tenía que buscar. Pero ya no importaba, el hombre que buscaba esta justo al lado de mí.

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