De regreso al trabajo
El número que mostraba la báscula electrónica, que teníamos en
el baño, era 224.5 kg. Mi peso había cambiado considerablemente, mi barriga
ahora colgaba más que hace unos años y me movía un poco más lento. Ya había pasado
más de un mes desde ese día en que caí sobre mi mano y mi muñeca se fracturó.
Luis mantenía
su peso, no había aumentado ni un poco. Omar seguía viviendo en nuestra casa,
le rentábamos el cuarto de huéspedes, él estudiaba en la universidad que estaba
a solo 4 cuadras de casa, y le propuse la idea que le encantó de inmediato.
Eran ya
las 4:00 pm, era hora de ir a visitar a nuestro nuevo cliente. Luis y yo
dejamos a Omar en casa, los gemelos habían ido a visitar a sus primos y no
estaban en casa. Subimos al auto, yo conduje hasta casa de Néstor, nuestra víctima,
mi barriga llegaba al volante y apenas y podía manobrearlo.
Llegamos,
llamamos a la puerta de casa de Néstor, él nos esperaba después de arreglar un
encuentro sexual en trio. Al abrir encontramos a un hombre muy alto y
musculoso, no era gordo, solo traía puesto unas bermudas, su vientre estaba
marcado por músculos realmente trabajados, sus brazos eran grandes y fuertes,
sus piernas muy musculosas y su glúteo redondo y duro.
Nos invitó
a pasar, su casa era muy lujosa por dentro y por fuera. Al pasar junto a él
para entrar en su mansión me dio una fuerte nalgada que hizo que mi culo
temblara como gelatina, dejándome una marca roja en forma de mano. Me giré para
ver a Luis, y los encontré besándose, mi gordito ya estaba casi desnudo, parecía
que Néstor realmente estaba urgido de sexo.
En
menos de un minuto los dos hombres estaban completamente desnudos, ignorando mi
presencia. Me empecé a desvestir dejando caer mi ropa al suelo, me hinqué junto
a ellos dos hombres sexys y los masturbe con una verga en cada una de mis
manos. La verga de Néstor era realmente larga y llena de venas que se habían
expandido por la excitación.
Los
besos se detuvieron, Néstor se apartó de nosotros, caminó por el pasillo y
antes de subir las escaleras nos indicó con movimientos de su mano que lo siguiéramos.
Nos llevó hasta su habitación, su cama era realmente enorme y su colchón era
uno de esos rellenos de agua. Se acercó a mí y tomó con sus dos manos mis algas,
las golpeo mientras me besaba el ombligo, me fue empujando para atrás hasta que
estuve a pocos pasos de su cama. Me tomó los pechos y de un fuerte empujón me hizo
caer sobre el agua de su colchón. El agua se movía demasiado, yo me movía con
ella, de repente se detuvo y me hundí en esa cama que se sentía fría al
contacto.
Mi
gordo siguió besando a Néstor, de repente el colchón se movía de nuevo bajo su
peso que se depositaba con suavidad sobre él. Néstor estaba debajo de mi gordo,
me levanté de la cama, tenía demasiadas ganas de coger y penetre a mi gordo que
estaba hincado en el borde de la cama, mi verga entro con rapidez y facilidad
en ese culote que ya conocía demasiado.
Néstor consiguió
de alguna manera resbalar para liberarse del peso de Luis, se paró detrás de
mí. De nuevo me golpeo mis nalgas mientras se movían de adelante a atrás por la
cogida que disfrutaba mi gordo. Néstor me separo las nalgas para ver mi culo y
metió su lengua ahí, mi culote le golpeaba su cara cuando mi verga salía del
culo de Luis. El placer fue aumentando, sentí que un dedo entro a explorar mi
ano, después lo que entro fue aún más grueso, la verga de Néstor estaba dentro
de mí, mi barriga bailaba sobre la espalda baja de Luis y mi culo trataba de
exprimir esa verga venosa y gruesa.
Mi
orgasmo llegó de inmediato, saque mi verga del culo de Luis y me masturbe antes
de eyacular, Néstor me quito mi verga de mis manos y él continuo con la
masturbada. Mi semen salió en grandes explosiones, mis gritos fueron grandiosos
complaciendo a mi gordo, mojé a Luis en toda su espalda y Néstor quedó
impresionado por la cantidad de semen.
Mi
gordo se giró dejando si verga descubierta al subir su enorme vientre, Néstor sumergió
su cara en el pubis gordo y empezó a mamar pene. Yo me pare al lado de él y con
mi mano busque su verga venosa, mi mano la exprimía con impaciencia. Néstor detuvo
la mamada y se acostó de espaldas en la cama, Luis se sentó sobre su verga dejándose
penetrar y apretando su culo para exprimir el semen.
Mientras
Néstor masturbaba y se cogía a mi gordo, yo me senté sobre su cara para que me
chupara el culo, daba saltitos para dejarlo respirar y para que su lengua
entrara con agilidad hasta mi culo. Los dos gordos estábamos dando saltitos
para darle placer a Néstor, haciendo que la cama se moviera como nuestros
vientres que cocaban en cada salto.
El
orgasmo de Luis llegó, su semen salió expulsado de su verga mojando la mía. Me
levante, sabía que era hora de hacer el trabajo, Néstor no había llegado al
placer total, fui a buscar mi pistola, ya estaba lista para ser disparada, la
escondí detrás de mí mientras regresaba a la cama donde los hombres gozaban de
un sexo sobre agua.
Néstor
empezó a gritar, su semen estaba siendo depositado en el recto de mi gordo,
serró los ojos me senté sobre su pecho, le dije:
-Abre
la boca, quiero que me chupes la verga. Pero no abras los ojos.
Él me obedeció
sin dudar, abrió la boca, pero lo que entro en ella no fue una verga húmeda y
carnosa. Lo que el probó fue el duro y frio silenciador de mi arma, jalé del
gatillo y su vida termino.
Nos
levantamos dejando el cuerpo del escultural hombre, bajamos para vestirnos, nos
besamos y salimos para regresar a casa.
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