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jueves, 15 de agosto de 2013

El Gran Asesino: Capitulo 1.23

El trío


Después de la fiesta en el parque, hable con Hugo le confesé que yo era Guillermo su cita para ese día. Él me abrazo y me dijo que estaba hermoso, le respondí diciendo que él era sexy. Juntos salimos del parque y tomamos un taxi para ir directo a buscar a Héctor, la pareja de Hugo.
                Héctor nos esperaba afuera del edificio, el motel se veía un poco elegante. Entramos, pasamos de largo la recepción, fuimos directo a la habitación que nos esperaba con una cama grande con solo sabanas.
                Hugo se empezó a quitar la ropa, era hermoso tan gordo cono Luis, su vientre le colgaba hasta los muslos ocultándole la verga, sus piernas eran grandes, su espalda era ancha y su culo era grande y redondo. Héctor imitó a su pareja, era un poco más delgado, su panza tenia grasa y tal vez aplastándola aún podría conseguir mirar su pene, sus piernas eran gordas, gordísimas, había más grasa en ellas que en su vientre, parecía que una de sus piernas era más anchas que su cintura sus pechos eran gordos pero pequeños y su culo, su culo era gigantesco, tan grande como el de mi esposo, era inmenso en ese cuerpo. Todo Héctor era hermoso y más si se lo veía por detrás.
                Los dos hombres comenzaron a besarse y se masturbaban mutuamente, el pene de Hugo era pequeño, más chico que el mío, pero increíblemente gordo; la verga de Héctor era realmente larga, casi media 17 cm y eso sin contar la parte que le cubría la grasa que tenía en el pubis. Héctor bajo hasta que en su boca entro la verga de su pareja, la mamada me excitó y mi pene empezó a hincharse. Héctor y Hugo estaban haciendo el sexo como si yo no estuviese en el cuarto.
                Hugo me miró, detuvo la mamada de Héctor y los dos caminaron a por mí. Héctor fue directo a mi pantalón, desabrochándome el enorme cinturón, lo jaló hacia abajo haciéndolo caer con un ruido estrepitoso. Mientras tanto, Hugo estaba luchando con los botones de mi camisa desabrochándolos con rapidez. En menos de 30 segundos ya estaba completamente desnudo, uno de mis pezones estaba en la boca de Hugo, mientras que la boca de Héctor era explorada por mi verga ahora completamente dura.
                Los tres estábamos excitados y solo paso poco tiempo para que estuviésemos en la cama, ahí la verga de Héctor estaba dentro de mi boca, Hugo estaba buscando un lubricante, al encontrarlo fue directo a mi verga, lo destapó y dejó caer una generosa cantidad sobre ella. También se untó en su culo, yo estaba acostado con mi cabeza en el borde, Héctor de pie me metía su pene mi la boca, Hugo de preparaba para que mi verga entrara en su culo, se sentó sobre mi pubis y lo penetre.
                Los tres hombres estábamos gozando de verdad el sexo, Héctor con su verga en mi boca, mi pene en el recto de Hugo y mi mano lo masturbaba. Hugo daba pequeños saltitos para que mi verga bailara dentro de él, Héctor sacó su verga de mi boca y fue a sacar un dildo de su mochila, era largo y gordo, era igual al de Luis ese que tenía los dos extremos con forma de glande. Fue directo a la botella de lubricante y batió todo el dildo, luego se hecho en su ano, Hugo ya no estaba sobre mí y fue a ayudarle a su pareja. Mientras yo seguía acostado en la cama pude ver como Hugo tomaba el dildo y empezando por un extremo lo metía en el ano de Héctor, el dildo seguía entrando, Hugo lo empujo hasta que ese enorme y redondo culo se lo trago.
                Fue realmente excitante, mientras los veía me masturbaba, Héctor se acostó a mi lado y de repente Hugo salto sobre él en la cama, su barriga descansaba sobre el pecho de Héctor. Los gordos y musculosos brazos de Hugo estaban soportando una parte de su peso para que Héctor no sufriera debajo de su cuerpo. Sus vergas estaban dentro de la boca de su pareja, entre los dos practicaban un 69 excitante, me seguía masturbando.
                El culo de Hugo era hermoso, me hinque detrás de él abriendo mis piernas para que entre ellas quedara la cabeza de Héctor, y una vez más mi verga penetro el culote de Hugo. La cogida estaba sabrosa, ellos no eran de muchas palabras en el cuarto solo se escuchaban gemidos ahogados por las vergas en sus bocas. El orgasmo estaba llegando podía sentirlo, sentía las ganas de anunciarlo y dije:
                -Estoy listo para eyacular –grite muy excitado.
                -Eyacula en mi espalda en mis nalgas –dijo Hugo sacando por un omento la verga de Héctor de su boca.
                Saqué n mi verga y la masturbe con fuerza, el orgasmo llegó con gritos de placer que gustaron a Héctor y Hugo, mi semen empezó a salir mojando esas gordas nalgas, salía en grandes cantidades y poderosos disparos, mojaron más que las nalgas, también mojé la espalda y la nuca de Hugo. Ellos estaban también llegando al orgasmo, primero Hugo, descargando su semilla en la boca de su pareja, cuando terminó y Héctor le había limpiado toda su verga Hugo se estaba preparando para levantarse.
                -No, sigue sobre mí –le mandó Héctor.
                Hugo haciendo caso, se quedó ahí, yo me pare con mis piernas abiertas y entre ellas los dos hombres.
                -Siéntate sobre Hugo –me indico Héctor-, me gusta sentir el peso de los gordos sobre mí.
                Así lo hice, sentándome sobre mi semen cuidando no poner todo mi peso sobre ellos. Los brazos de Héctor consiguieron pasar entre las piernas de Hugo haciendo posible que me pudiese tocar mis posaderas, las manoseaba excitándolo, de repente dijo:
                -Prepárense para recibir mi semilla.
                Esa era mi oportunidad, tomé con mis manos la nuca y la barbilla de Hugo, con cariño las sobe y de un movimiento ágil, rápido y fuerte le giré la cabeza quitándole la vida. Su cuerpo inerte dejaba descansar todo su peso sobre el de Héctor haciendo presión en los pulmones, me levante para contemplar la escena desde una distancia prudente, me coloque justo frente a la cara de Hugo, pude ver como el semen salía expulsado con fuerza de la verga de Héctor que se estaba asfixiando bajo el peso de su enorme pareja. La posición de sus brazos le impedía intentar quitarse el enorme cuerpo se encima, gritaba pidiéndome ayuda, eso era bueno, ya que con cada grito entraba menos aire en sus pulmones. Después de tres largos minutos Héctor expulso su último aliento y de su culo salió el largo dildo transparente que lo estimuló.
                Mi tarea estaba hecha, era hora de ir a visitar al jefe, al Sr. M.

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