El tercer sobre
El martes por la mañana me desperté al
lado de Luis, él seguía durmiendo su barba poblada me gustaba muchísimo, se la
acaricie y con eso despertó.
Para ese día no
tenía ningún plan, solo pensaba pasarla en casa descansando sin nada que hacer.
Sin vestirme me fui al sofá para ver la tele, me acomode lo mejor que pude y
metí un dedo en mi ombligo.
Luis pasó junto a
mí, siguió caminando a la cocina, también estaba desnudo, fue a preparar el
desayuno. Estaba haciendo demasiado calor, eso provocó que durmiéramos
desnudos, Luis me llamó para el desayuno. Fue exquisito, comimos un gran tazón
de cereal, después un gran sándwich de jamón, lo acompañamos con un gran baso
de licuado y por ultimo nos comimos un pastel entre los dos, yo alimentaba a
Luis con el pastel y eso me excitaba, él rechazó un bocado, parecía estar
satisfecho.
A lo lejos se escuchó
que sonaba el timbre, Luis corrió a esconder su desnudes a la habitación, mientras
yo me ponía mi bata de baño para atender la puerta. Abrí con una sonrisa en mi
rostro y descubrí al otro lado de la puerta a los gemelos, estaban vestidos
igual, los dos llevaban una playera blanca y unos pantalones cortos, los de
Ricardo eran rojas y azules los de Rodrigo.
Los invité a pasar traían
consigo una enorme caja, al pasar frente a mí me di cuenta de que se trataba de
una de esas pizzas gigantes de 40 rebanadas, pero después caí en la cuenta de
que no era una, eran dos pizzas gigantes. Se sentaron en un sofá los dos y
grite:
-¡Luis, puedes
bajar, se trata de los gemelos! –Me giré para ver a mis invitados-. Deben saber
que estamos completamente desnudos, debido al calor, Luis y yo acabamos de
levantarnos de la cama –desate la tira de la bata y la deje caer al suelo, me
senté frente a los gemelos.
-Buenos días –dijo Luis
una vez dentro de la sala de estar-, ¿a qué debemos la agradable visita?
-Venimos para
compartir estas pizzas con ustedes –dijo Ricardo señalando la mesita que
ocupaba el centro de la sala.
-Muy bien –dije alegremente-,
pues qué estamos esperando.
Rodrigo destapó la primera
pizza, aún estaban calientes y el queso seguía derretido. Tomé dos rebanadas y
les di un gran mordisco, los gemelos me imitaron y Luis nos siguió sentándose a
mi lado. La primera piza desapareció de inmediato, Luis no pudo seguir comiendo
después de su rebanada número nueve, así que yo comí once rebanadas. El
refresco no falto, ya nos habíamos acabado cinco litros de la gaseosa bebida.
Me levante, tenía
ganas de orinar, el baño de la planta de debajo de la casa estaba ocupado por
Ricardo, no aguantaba las ganas, tenía que hacer pipí. Entonces subí las
escaleras para ir al baño de arriba, entré con mi mano tomé mi verga tratando
de apuntar a la taza, sin mucho éxito oriné. Bajé mi mano hasta tocarme las
bolas y descubrí que colgaban de manera increíble debido al calor; aparte de
eso, mi escroto estaba mucho más largo, para medir la nueva (para mí)
elasticidad de mi escroto, tomé mis bolas con ambas manos y las jalé. Increíblemente,
pude ver mis pelotas una vez más, las vi más grandes de lo que recordaba, seguí
jalando y descubrí que mis testículos podían llegar hasta mi ombligo.
Salí del baño fui a
la recamara para verme en el espejo, al verme vi a un hombre realmente obeso,
con mis manos tome el pliegue de mi panza y lo levante lo más que pude, debajo
de ella pude ver mi flácida y pequeña verga, era la primera vez que la veía en
años. Antes de regresar con los gemelos y Luis, en el mesita de noche vi el
sobre marcado son el número 3, lo tomé, lo giré y descubrí en el la leyenda: “Abrase
este sobre en martes 13 de agosto.” Ese día es hoy, así que abrí el sobre y en
el encontré la carta que decía:
Mañana por la tarde te esperará un hombre obeso en parque, justo a las 17:00 horas, su nombre es Hugo, deberás ir a su encuentro. Preparé una cita para ti con él, te llevará a un motel, ahí se encontraran con su pareja, tendrán un trio. Para seguir en este trabajo deberás demostrar que eres apto para él, así que tu siguiente tarea es matar a eso dos hombre, sin la ayuda de nadie. Si la tarea no es concluida, serás eliminado de la corporación y muertos estarán tú y las personas que saben de tu trabajo.
Atentamente: Sr. M
Me quedé impactado,
perdí las fuerzas y caí sentado en la cama. El tiempo que pasé pensando fue demasiado.
Luis fue a buscarme a la recamara, cuando entro le mostré la carta, la leyó con
impaciencia, me miró y me dijo:
-Sé que tú puedes
hacerlo –sentándose junto a mí, me dio un abrazo pasando uno de sus regordetes brazos
sobre mis anchos hombros-. Ahora hay que bajar a ver a los gemelos, te están esperando
para comer la segunda pizza.
La noticia me dejó
hambriento, así que baje. Mostré mi mejor sonrisa y me senté de nuevo en el
sofá. Destape la segunda pizza y tomé una rebanada más, Luis ya no comió. Después
de mí rebanada 15 recordé algo, me levante y dije:
-Quiero enseñarles
algo.
Me paré frente al
televisor, tomé mis testículos y los jalé como hice en el baño, mis bolas
alcanzaron mi ombligo y las solté provocando que estas regresaran a su lugar
con rapidez.
-Eso es excitante –dijeron
al mismo tiempo los gemelos.
-Es hermoso –afirmo Luis-.
Ya estoy excitado.
De repente los
cuatro estábamos de pie, masturbándonos alrededor de la pizza, los orgasmos
llegaron de forma inmediata, Luis fue el primero en correrse, su semen choco
con las rebanadas de piza restantes fue poco. Las corridas de los gemelos fueron
al mismo tiempo, parecía que hacían todo juntos, sus chorros fueron grandiosos
saliendo con fuerza y mojando la pizza, los vasos y la mesa. Yo fui el último
en correrme mi orgasmo fue grandiosos, los chorros fueron grandes, potentes y
masivos, mi semen salía a borbotones, en grandes cantidades y mojó casi toda la
pizza.
-Eres todo un
semental –me felicito Luis antes de darme un beso.
-Ahora debemos comer
toda esa pizza –dijo Ricardo.
Me senté de nuevo en
el sofá, Luis tomó una rebanada de piza el queso estaba ya cuajado y el semen escurría
por los bordes, la pizza entró en mi boca y la comí con gusto. Luis comió una
rebanada más, me recargue en mi espalda sentándome en el borde del sofá casi acostándome,
abrí mis piernas y Luis se sentó en una de ellas. Continuamos comiendo pizza,
cuando solo sobraban 10 rebanadas, yo ya había comido 21, los gemelos
rechazaron una más.
Mis tres compañeros
se pusieron de pie, cada uno tomó rebanadas de pizza, Luis tenía cuatro y entre
los gemelos se repartían de a tres cada uno. Todos estábamos consientes del
placer que me provocaba comer, los tres se acercaron a mí y Luis fue el primero
en alimentarme, devoré sus cuatro rebanadas y mis labios quedaron manchados de
semen y salsa.
Los gemelos me
empezaron a alimentar, estaban uno a cada lado de mí. Primero Ricardo me metió
la pizza en la doca y luego Rodrigo. Luis se paró frente a mí, excitado, se
tomó la verga dura y se masturbo de nuevo. A los gemelos les quedaban solo una
rebanada a cada uno, mi vientre estaba hinchado y duro, ya no podía comer más y
Luis gemía de placer al verme comer.
Las últimas
rebanadas las introdujeron a mi boca con fuerza, yo estaba masticando, los gemelos
jugaban con mis pechos enormes y Luis estaba llegando al orgasmo. Los gritos de
Luis me encantaron, estaba tragando lo que me quedaba de pizza en la boca
cuando los chorros de semen salían de su verga. Fueron disparos potentes,
alcanzaron mi boca los primeros tres y el resto me batió el vientre.
Me quede ahí sentado,
los gemelos besaban mi pezones, Luis parado se mostraba satisfecho. Yo lamí el
semen alrededor de mis labios y exclame:
-Señores, esto si es
vida.
se me antojaron esas pizzas!!!! pakorro here
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